Hoy, Venezuela se levantó con una voz unida contra la opresión. En una jornada marcada por la valentía miles de venezolanos han salido a las calles para protestar contra el régimen chavista de Nicolás Maduro, exigiendo libertad, democracia y un fin a las políticas que han sumido al país en una profunda crisis. Después de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) haya proclamado a Nicolás Maduro como ganador de las elecciones presidenciales con un 51,2% de los votos
Símbolos de la Rebelión
Uno de los momentos más simbólicos ocurrió en la ciudad de San Francisco, estado Zulia, donde los manifestantes derribaron una estatua del difunto presidente Hugo Chávez. Este acto, cargado de significado, representa el creciente descontento popular y el rechazo a la figura que ha simbolizado años de represión y miseria para muchos venezolanos.
Las protestas se han extendido por todo el país uniendo a ciudadanos de todas las edades y condiciones sociales. Con pancartas, consignas y banderas, los venezolanos expresaron su hartazgo ante la corrupción, la escasez de alimentos y medicinas, y la violación sistemática de los derechos humanos.
«¡Libertad! ¡Libertad!»
era el grito que resonaba en cada esquina, en cada plaza.
Represión y Esperanza
El régimen de Maduro, fiel a su estilo, no tardó en responder con violencia. Las fuerzas de seguridad arremetieron contra los manifestantes con gases lacrimógenos y balas de goma, intentando sofocar el clamor popular. Aunque la represión no hizo más que fortalecer la determinación del pueblo venezolano. Un pueblo que ya ha perdido tanto y ya ha perdido el miedo.
Por otra parte la comunidad internacional ha expresado su preocupación ante la supuesta victoria electoral de Maduro. Países y organizaciones de todo el mundo han condenado la brutalidad del régimen. Desde el corazón de los cubanos apoyamos con esperanza la valentía del pueblo venezolano.
Siento una profunda conexión con nuestros hermanos venezolanos. Su lucha es nuestra lucha. Su dolor es nuestro dolor. Y su esperanza, nuestra esperanza. Hoy, más que nunca, debemos unir nuestras voces y esfuerzos para apoyar a quienes, como nosotros, anhelan un futuro de libertad y democracia para los países sometidos a años de dictadura, que no hacen más que obligar a familias a separarse por cualquier rincón del mundo. Como escuché una frase de un venezolano a Marina Corina decirle: «Tengo familia en Colombia, Perú, Estados Unidos… Quiero que vuelvan a casa». Y este mismo sentimiento sentimos los cubanos, los que estamos fuera en el exilio y aún más los que están dentro sin una luz de esperanza que ponga fin a la dictadura.
La caída de la estatua de Chávez es solo el comienzo. La caída del régimen de Maduro es inevitable. La libertad está en camino y pronto la de Cuba.