En un caso que ha dejado a una familia devastada, la cubana Vivian Limonta Reyes fue deportada esta semana a Cuba, a pesar de ser madre de un niño ciudadano estadounidense. La situación ha generado preocupación y críticas sobre las políticas migratorias actuales de los Estados Unidos.
Desde La Habana, aún sin llegar a su hogar en Holguín, Vivian se encuentra en estado de shock.
«Estoy destrozadísima, estoy sin palabras»
expresó entre lágrimas, tras haber sido repatriada a la isla caribeña. Vivian llegó a Estados Unidos en 2021 y, aunque fue liberada, quedó bajo una orden de deportación expedita. Durante los últimos años, vivió en el país hasta que fue detenida hace dos meses en lo que parecía una audiencia de rutina.
«No entiendo cómo es posible que puedan hacer eso, la separación de familia nunca debe existir», «Estoy bien decepcionado, llevo 31 años en este país»
declaró Vivian, reflejando el dolor de ser alejada de su hijo y esposo, Osmani Pérez. Su esposo, ahora encargado de cuidar a su pequeño hijo, no oculta su frustración, lamentando que las autoridades no consideraran que Vivian está casada con un ciudadano estadounidense.
Este martes, la agencia federal ICE repatrió a la isla a 48 cubanos, entre ellos 43 hombres y 5 mujeres. Según relata Vivian, el viaje de regreso fue extremadamente duro. «Hicieron el viaje esposados y al llegar a La Habana, así nos entregaron a los funcionarios cubanos», relató con indignación.
Osmani intentó por todos los medios detener la deportación de su esposa, incluso recurriendo a la oficina del congresista Carlos Giménez. En un comunicado, Giménez expresó:
«Mi despacho congressional lucha incansablemente por los derechos de todos nuestros residentes, a pesar de las malas decisiones de esta Administración, incluyendo las de admitir a represores castristas a nuestro país mientras castigan a las víctimas, como en este caso».
Tuve la oportunidad de hablar en exclusiva con Vivian Limonta Reyes, y durante esa llamada, no pude evitar sentir su dolor como propio, una familia cubana más que ha sido separada «No soy una asesina, nunca he matado a nadie». Su familia y quienes la apoyan continúan buscando justicia y reunificación, mientras enfrentan las difíciles consecuencias de esta deportación.