Kamala Harris despierta un entusiasmo arrollador. En una semana que ha dejado a muchos con la boca abierta, Kamala Harris ha demostrado que tiene la capacidad de movilizar a la nación de una manera sin precedentes. Desde que Joe Biden anunció el fin de su campaña a la reelección el pasado 21 de julio, pidiendo a los estadounidenses su apoyo para Harris, la vicepresidenta no ha perdido ni un segundo en capitalizar ese impulso.
Una recaudación sin precedentes
El equipo de Harris reveló este domingo unas cifras increíbles: más de 200 millones de dólares recaudados en menos de una semana. Pero lo que realmente destaca es que el 66% de esas donaciones provienen de personas que apoyan una campaña por primera vez. Este dato refleja el atractivo de Harris como candidata, y también un despertar político entre los ciudadanos que quizás antes se habían mantenido al margen.
Un ejército de voluntarios
No menos impresionante es la movilización de más de 170,000 nuevos voluntarios en pocos días. Este «fin de semana de acción» ha sido un verdadero torbellino de actividad con reuniones vecinales, comidas comunitarias y visitas puerta a puerta en estados clave como Arizona, Nevada, Pensilvania, Wisconsin, Míchigan y Georgia. El voto de la comunidad latina, crucial en muchos de estos estados, ha sido un foco particular de estos esfuerzos, con voluntarios haciendo llamadas en español para asegurar su participación.
El fervor reflejado en las encuestas
El entusiasmo no se limita a donaciones y voluntariado; también se ve en las encuestas. Según una encuesta reciente del New York Times y Siena College, Harris está solo un punto porcentual detrás de Donald Trump, una mejora significativa respecto a las cifras anteriores. Lo que nos indica un posible vuelco en la carrera siendo una muestra que los estadounidenses están atentos y reaccionando a la dinámica actual de la política.
Primer acto de recaudación de fondos
El sábado, Harris celebró su primer evento de recaudación de fondos como probable candidata demócrata en un teatro en Pittsfield, Massachusetts. Ante unas 800 personas, Harris no se contuvo al arremeter contra Trump, recordando sus problemas legales y pintándolo como una amenaza para las libertades de los estadounidenses. Harris, con su estilo característico, planteó la cuestión fundamental:
“¿En qué tipo de país queremos vivir? ¿Deseamos una nación de libertad, compasión y Estado de derecho o una de caos, miedo y odio?”
Harris admitió que inicia esta carrera con “cierta desventaja”, pero lo hace con la confianza y la determinación de quien ha pasado toda su vida profesional enfrentando a individuos poderosos y corruptos. Su historial como fiscal y procuradora general de California es, según ella, una muestra clara de su capacidad para enfrentarse a figuras como Trump.
Un momento de esperanza y unidad
El evento en Pittsfield fue más que un acto de campaña; fue una manifestación de esperanza y unidad. Miles de personas se reunieron fuera del teatro, algunas con pancartas que decían “Salvemos nuestro país”. Este fervor es indicativo de una ciudadanía que busca un cambio, un liderazgo que represente sus valores y aspiraciones.
En resumen, la semana pasada ha sido un claro indicio de que Kamala Harris no solo está lista para el desafío, sino que cuenta con un apoyo popular masivo que podría cambiar el rumbo de las elecciones. La pregunta ahora es si este impulso inicial se mantendrá y si Harris podrá transformar este entusiasmo en una victoria en noviembre. De cualquier forma, la emoción es palpable, y el futuro, aunque incierto, se vislumbra con una esperanza renovada.